Un M3 Lee con su clásico cañon de 75 mm al costado |
Siempre me interesó su historia. Cuando niño no diferenciaba un T-34 de un Panzer, pero así quedaba mirando la TV como idiota cuando pasaban una película bélica entre comerciales (si, un tiro de sherman y luego un corte al comercial de Cola-Cao) en las señales abiertas. Los documentales con la llegada del cable a la casa, me abrieron las puertas del conocimiento a los modelos y comenzaba a diferenciarlos. El gusto seguía intacto, de todas maneras.
En las repisas quedaron los recuerdos, llegaron los hijos e hijas y los tanques de juguete que me entretuvieron a mi ya no funcionaban a pilas, pero sí a manotazos y sonrisas de un niño inocente, que compara el tanque como el arco y la flecha, que ya no se usa para matar, sino para jugar. Sea la esperanza que el tanque tenga un futuro de juego y paz.
Y yo de eso quiero hablar en este espacio. En ningún caso me presento como un experto, es mas... sonrío maliciosamente el que no podría aguantar ni media hora subido en uno de ellos, entre el ruido de cañones, saltos y giros de torreta. Menos si vivo en una ciudad pequeña donde no se ven mucho estos vehículos. Mas bien casi nada.
Es sólo el sentido del gusto, del diseño, de cuántas vidas humanas se perdieron, de la lucha, el recuerdo y la belleza que tienen estos aparatos violentos. Me voy a centrar en este blog de muchos de ellos, sobre todo los de la segunda guerra mas algún artículo misceláneo sobre ellos que aparezca por ahí (hasta un curioso animé apareció en el camino) aunque no tenga oportunidad de subirme a ninguno.
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