lunes, 1 de julio de 2013

Cañoneando por World of Tanks

Dije que jamás me subiría a un tanque y definitivamente no lo haré, si mi duración en un juego tan genial y manejable como World of tanks fue de unos pocos minutos. No había jugado jamás en línea, tampoco tenía idea de la existencia de este juego y me decidí a probarlo. Fueron varias primeras veces en una.

Pero vamos con el juego. Para un jugador viejo y atrasado como yo, que se quedó en el Mortal Kombat 2 y Mischief Makers en el N64 (si, aún tengo la consola funcionando) este salto sí que fue grande, al menos en cuanto a las gráficas. Los tanques a ratos me parecieron reales, a no ser por las simulaciones de cortocircuitos que mas parecían estrellitas de año nuevo. Lo demás, impresionante, tomando en cuenta la cantidad de modelos y el récord de jugadores conectados.

Pasé a jugar con un Renault (previamente un entrenamiento con un Sherman) y apenas me conecté con el servidor, se cargaron rápidamente mis compañeros y rivales en una turbulenta batalla grupal. En la primera, no hice mas que ocultarme en un arbusto y los otros tanques de mi grupo acabaron rápidamente con sus rivales. En la segunda, apenas moví el aparato me llegó un tiro que me dejó fuera de combate. En la tercera logré apañar un compañero con un par de tiros hasta que me volaron y en la última, parece que eran todos novatos, ya que estaban escondidos en los arbustos y cuando llegó el primer tiro contrario, salieron todos arracando y fueron eliminados. Me vi solo disparando tiros malos hasta que llegó una lluvia de disparos que acabó con mi incursión en el juego.

El juego es frenético. Hay jugadores expertos que de seguro usan palancas de juego, porque los tanques se movían como si fueran controlados por la computadora en algunos casos. De todas formas, es una experiencia que recomiendo totalmente, eso sí, hay que tener una buena conexión y bajar unos 5gb a la PC para disfrutarlo por completo, pero vale la pena, si te gustan los tanques o al menos darle de cañonazos a tus amigos o desconocidos.


Trailer:


lunes, 24 de junio de 2013

El tanque Chi-nu Japonés (1944)

No quería comenzar mis vistazos por los tanques alemanes, rusos, norteamericanos o ingleses (incluso franceses) de los que ya hay mucho material por la red. Poco se ve de los del sol naciente, al menos de donde yo vivo. En especial de este modelo que yo desconocía por completo antes de interiorizarme. Incluso, pensé que los japoneses usaban de todo (sus notables aviones Zero o el acorazado Yamato) pero no tanques. Encontré modelos bastante curiosos (hasta anfibios) y de motores pequeños, pero me apareció uno interesante que curiosamente no disparó un solo tiro en la guerra: el Chi-nu.

El Chi-nu está clasificado como tanque medio con un peso
de 18 toneladas.  (Cuando leí "Chi-nu" pensé que era
Chino XD)
Este tanque, a diferencia de sus antecesores bastante mas débiles en comparación, fue pensado para hacer frente al Sherman M4 norteamericano, en caso de una posible invasión a tierras niponas, hecho nunca ocurrió. De todas maneras, su cañón de 75 mm era rival para el M4, teniendo un buen blindaje de 50 mm, velocidad de 40 km/h y autonomía de 200 km.

Estaba impulsado por un motor diesel Mitsubishi V-12 de 240 caballos. Su tripulación era de 5 pèrsonas. Su construcción no fue fácil, ya que las fábricas de suministros habían sido bombardeadas por EEUU y lograron producir sólo 166 unidades contadas al final de la guerra. 

En lo personal, creo que su desempeño habría sido óptimo, pero se ve algo débil el sistema de cadenas, además de bastante descubiertas a la hora de enfrentar tiros de calibre alto que caigan en los costados, un problema parecido de los primeros Mathilda ingleses. Siendo franco, están muy por debajo de los tanques mas conocidos como el Panzer IV o el T-34.

La especialidad de los japoneses eran los aviones, claro está.


Cañones y anhelos

Un M3 Lee con su clásico cañon de 75 mm al costado
De cuando en cuando la vida cambia, por el trabajo, los hijos y tanta cosa que se nos junta en nuestro caminar. Desde pequeño, he juntado el gusto juguetero e histórico por los tanques. Allá mi tio me regaló en la navidad un fantasioso modelo de dos cañones y que reproducía el ruido del motor mas unas diapositivas mal dibujadas, pero que estimulaban el espíritu combativo y no la violencia. También estaban incluidos algunos que otros mezclados con los autitos metálicos.

Siempre me interesó su historia. Cuando niño no diferenciaba un T-34 de un Panzer, pero así quedaba mirando la TV como idiota cuando pasaban una película bélica entre comerciales (si, un tiro de sherman y luego un corte al comercial de Cola-Cao) en las señales abiertas. Los documentales con la llegada del cable a la casa, me abrieron las puertas del conocimiento a los modelos y comenzaba a diferenciarlos. El gusto seguía intacto, de todas maneras.

En las repisas quedaron los recuerdos, llegaron los hijos e hijas y los tanques de juguete que me entretuvieron a mi ya no funcionaban a pilas, pero sí a manotazos y sonrisas de un niño inocente, que compara el tanque como el arco y la flecha, que ya no se usa para matar, sino para jugar. Sea la esperanza que el tanque tenga un futuro de juego y paz.

Y yo de eso quiero hablar en este espacio. En ningún caso me presento como un experto, es mas... sonrío maliciosamente el que no podría aguantar ni media hora subido en uno de ellos, entre el ruido de cañones, saltos y giros de torreta. Menos si vivo en una ciudad pequeña donde no se ven mucho estos vehículos. Mas bien casi nada.

Es sólo el sentido del gusto, del diseño, de cuántas vidas humanas se perdieron, de la lucha, el recuerdo y la belleza que tienen estos aparatos violentos. Me voy a centrar en este blog de muchos de ellos, sobre todo los de la segunda guerra mas algún artículo misceláneo sobre ellos que aparezca por ahí (hasta un curioso animé apareció en el camino) aunque no tenga oportunidad de subirme a ninguno.